jueves, 15 de abril de 2010

Bomba color negro

El reloj marcaba las dos. La jornada llegaba al medio día cuando la bomba estalló. Ella sabia que ocurriría, la cuenta atrás había comenzado algunos días atrás, solo era cuestión de tiempo. Lo que nunca imaginó eran las dimensiones que aquello alcanzaría. Es por todos conocido que las bombas traen siempre consecuencias nefastas pero, quién iba a imaginar que la bomba atómica realmente fuese a causar lo que causó.

La vida de su padre comenzaba a estar en peligro, y ella, incrédula, no alcanzaba a comprender por qué un color de piel, había llevado al hombre que la trajo al mundo, a aquel estado de desesperación.

Con una lágrima surcando su rostro se veía obligada a decidir entre su padre y el chico que la hacía feliz. Pues, un estado de nervios se apoderó de aquel hombre al que siempre tuvo encumbrado por su sensatez, responsabilidad y endereza. Una ansiedad de la que no era dueño se apoderó de su persona, sacándolo de sí. Su entorno, preocupado temía por su vida, sería capaz de arrojarse al vacío… hablando con su hija, no atendía a razones… aquel chaval era negro, y era todo cuando necesitaba saber. Tampoco a su hijo quiso escuchar, y su madre, entre espada y pared lanzo cuchillos al corazón su hija que, desolada, se veia como la inminente culpable del destrozo de una familia, incluso como la “asesina” de quien dio todo por ella…

Con todos sobre sí, volcándose, tratando de ayudarla, se sintió protegida y querida, pero… sus palabras no podían hacer demasiado, y seria solo ella la que se enfrentase a la situación real. Nunca se vio a sí misma como una persona valiente. Piadosa, compasiva… nunca logró oponerse a sus padres, ahora debía hacerlo, y ahí, nadie podía ayudarla…

Una mentira puso parche a la situación que amenazaba con no cerrarse, pero ella no podía soportar vivir pensando que su padre se arrojó al vacío por su culpa. A sabiendas de que todo seria complicado, quiso continuar su historia. Pues, ha de lucharse por aquello que se quiere…