domingo, 19 de diciembre de 2010

¿Qué es la Navidad?

¿Se ha perdido el significado de la navidad? Sí, digo esto y el lector pensará: “qué típico, otro celebre discurso sobre el consumismo hipócrita navideño”, pero no, prefiero no caer en convencionalismos recurrentes, asíque dejare a un lado el mecanismo publicitario que hace de estas fechas un negocio reentable.
La cuestión es, ¿sabemos qué significa la navidad? A pesar de todo creemos que sí, pero… yo no estaría tan segura. Adornamos con luces, desde las calles hasta nuestras propias casas. Nos acordamos de nuestros seres queridos y tratamos de pasar más tiempo con aquellas personas a las que hace tiempo que no vemos. Las familias se unen y celebran en unidad, comiendo los mejores manjares, no sabemos muy bien qué. Quizás, hoy día, no sea más que eso. Es bonito realmente. Durante todo el año vivimos presos del estrés de nuestras propias vidas. Ahogados por obligaciones, trabajo y responsabilidades varias. Sin embargo, al llegar la navidad, encontramos tiempo de donde el resto del año pensamos que no hay, para descolgar el teléfono y preguntar a aquel primo al que no vemos desde la boda o el bautizo de turno, que cómo esta, y le proponemos tomar un café. De pronto, se produce ese milagro, que solo puede ocurrir una vez al año, y toda la familia se une. Es realmente estupendo, sí, pero eso no es la navidad. La navidad celebra el nacimiento del hijo de Dios, venido al mundo convertido en uno más para salvarnos. Pero… ¿todos aquellos que celebramos estas fechas creemos en ella? Jesucristo predicaba humildad, y cada año nos damos festines en su nombre. La mayor parte de la población no asiste nunca a misa, y el día de nochebuena van a la misa del gallo, ¿no es eso hipocresía? Por otra parte, es la época del año en que se registran mayor cantidad de donativos y participaciones en obras benéficas. ¿Acaso necesita la humanidad un mes al año en que limpiar sus consciencias para poder continuar con sus vidas?
Somos la parte afortunada del planeta, millones de personas mueren de inanición en otros lugares, se cometen atrocidades y barbaridades a la naturaleza, poniendo al progreso económico como escusa, se encubren avances que limitarían la contaminación por no ser lo suficientemente lucrativos, se devastan bosques y se arrasa la vida de los mares, se niega la ayuda a países que la precisan… Sí, son demasiados pesares como para cargar con ellos. Demasiadas culpas sobre una consciencia que se pasa todo el año eludiendo temas escabrosos para poder continuar, quizá sí que necesitemos ese mes de falsa limpieza para acallar consciencias. Aunque, realmente, es triste reducirlo a eso, claro que es sólo una idea, cavilaciones de una mente que se hace preguntas…